A pesar de sus conocidos daños para la tensión y no ser recomendable para personas que sufren ansiedad, son conocidas las propiedades del café como una de las bebidas indispensable para la dieta. El café contiene cuatro veces más componentes beneficiosos para la salud que otras bebidas de origen natural, por la gran cantidad de antioxidantes que pueden influir en el retraso del envejecimiento. También se han demostrado sus propiedades para mantener la concentración y la agilidad, y evitar así el cansancio repentino tras muchas horas de actividad. También previene la cirrosis (enfermedad que desgasta el hígado y su correcto funcionamiento), previene la diabetes y también puede ser beneficioso para trastornos como la depresión.
Pese a todas estas propiedades, una de las dudas que plantean la inclusión o no del café en la dieta es si contiene las suficientes calorías como para desecharlo. La respuesta a este dilema es sencilla: el café solo no engorda, ya que en sí, sin azúcar, únicamente contiene menos de 10 calorías. Los ingredientes con los que se toman estas bebidas sí son los responsables de que pueda engordar, en función de varios factores, como el número de cucharadas de azúcar que se agreguen a la taza o si se toma solo o con leche, y el tipo de leche que se emplea (la leche desnatada es mucho menos calórica que la entera, por lo que se recomienda emplear esta primera). En este último caso, un vaso de café con leche entera y alguna cucharada de azúcar supera las 100 calorías, 90 más que las que contiene la propia bebida en esencia de media.
Elementos para endulzar el café
El problema de las bebidas hechas a partir de café son los contenidos que se le añaden. El primero de ellos es el azúcar, que multiplica por tres su contenido en calorías. Pese a que corre la leyenda de que el azúcar moreno es más sano y menos calórico, su diferencia respecto al refinado es ínfima, con 380 calorías por cada 100 gramos a diferencia de las 387 del azúcar blanco.
Otro elemento para contrarrestar la amargura del café puede ser la miel, pero también mantiene su contenido calórico elevado, aunque algo menos que el café, con 300 calorías por cada 100 gramos, aunque sus propiedades naturales a nivel de antioxidantes y vitaminas le hacen también una opción válida para acompañar. Los ingredientes menos calóricos y aptos para consumir son la stevia y la sacarina, que también endulzan y tienen un número muy bajo de grasas, por lo que serían las más adecuadas para la dieta.
¿Qué tipo de leche puedo emplear?
La leche puede obtenerse en el mercado a través de tres tipos: entera, semidesnatada y desnatada, siendo esta última la que menos calorías contiene (64 por cada 200 ml). Por tanto, aunque parece ser que la desnatada es la más apropiada para nuestra dieta, contiene menos nutrientes que la anterior, por lo que quizás es más recomendable emplear la semidesnatada, ya que, a pesar de tener algunas calorías más, es más alimenticia.
La nata, un derivado lácteo empleado en variedades como el café vienés, contiene un alto número de grasas, por lo que únicamente 40 mililitros de este ingrediente equivalen a 50 calorías. Aunque si este número parece alto, más lo es en el caso de las variedades de café que contienen alcohol, como el café irlandés, que, al ser añadidas, incrementan 100 calorías más la bebida, además de los daños que el alcohol genera en el organismo, especialmente en el hígado. En el caso del chocolate, empleado en algunas variedades, este incremento calórico se dispara incluso más que las variantes con alcohol, ya que, de media, el chocolate supera las 500 calorías por cada 100 gramos.
El café puede hasta adelgazar
De hecho, el café, empleado correctamente, puede servir incluso para adelgazar por pertenecer al grupo de las bebidas diuréticas. Todas ellas contribuyen a la mejora de la digestión tras las comidas y, por ello, ayudan a bajar de peso. También es recomendable tomarlo en el caso de que se sufra de retención de líquidos, ya que al contener ácidos cafeicos, unidos a la cafeína, ayudan a evitar y expulsar el exceso de líquido corporal.
El café descafeinado también puede contribuir a la pérdida de peso y ser beneficioso para la digestión, por lo que quienes no pueden tomarlo con cafeína porque les produce nerviosismo pueden también incluirlo en su dieta. Otro de los motivos por los que el café contribuye al adelgazamiento es porque acelera el metabolismo, algo que para quienes no consiguen perder peso por tener el metabolismo lento puede ser indispensable. A pesar de ser un alimento más que apto para nuestra dieta y recomendable, se debe tener en cuenta que debe ser empleado con moderación, ya que se estima que no se deberían tomar más de tres tazas de café diarias.