Cada vez son más las personas que deciden cambiar su dieta, ya bien sea para hacerla más sana y equilibrada, o bien porque tienen necesidades alimenticias que hacen que deban adaptarlas a su organismo, ya bien sean alergias, intolerancias, que quieran perder peso o el querer realizar una dieta en la cual se abstengan de tomar carne animal.
Sea como sea, el mercado cada vez ofrece más productos para estas personas. Aunque algunos de estos alimentos existen desde hace muchos años, es probable que no fuesen tan populares en nuestro país o que solamente pudiesen encontrarse en tiendas especializadas, por lo que es probable que puedas llegar a conocer productos que desconocías con asiduidad, aprender cuáles son sus propiedades y beneficios, para poder así considerar si son necesarios para complementar tu dieta o bien para cambiarla, de manera que le puedas aportar a tu organismo todas aquellas vitaminas, proteínas y nutrientes que necesita para consumir para funcionar con salud.
Un nutricionista o un endocrino serán tus mejores aliados a la hora de recomendarte los mejores alimentos para tener una buena alimentación y que, además, esta sea sana y equilibrada, acorde siempre con tus necesidades en concreto, que podrán distar siempre de las de los demás, ya que cada organismo es diferente y cada cuerpo necesita una alimentación según sus hábitos de vida y peso ideal.
Uno de los alimentos de moda que quizás no conocías puede ser el kéfir. Aunque tenga un nombre que no te suene mucho, se utiliza más de lo que podrías imaginar y puede convertirse en el complemento perfecto para terminar de completar una buena dieta.
Qué es el kéfir
El kéfir es un alimento realizado a través de la fermentación de la leche de vaca con un proceso que se realiza con una serie específica de cultivos y levaduras para generar dicho producto. Algunos derivados de la leche, como el yogur, se realizan con un proceso similar, por lo que la realización del kéfir no es tan diferente de la que se emplea para muchos de los productos derivados de la leche de vaca que consumimos habitualmente.
Sin embargo, su textura es un tanto distinta de los yogures convencionales, puesto que no es compacta como un yogurt de sabores tradicional o cremosa, como un yogur griego, sino que se parece más bien a ese tipo de quesos frescos que quedan troceados y en grumos, siendo la textura del kéfir un poco más elástica y pegajosa.
El color de este derivado procesado con cultivos y levaduras de la leche de vaca suele tener un color entre blanco y blanco roto, como muchos yogures naturales o quesos frescos, y suele encontrarse en la sección de refrigerados en el supermercado. Aunque no todas las tiendas de alimentación lo venden, cada vez son más las grandes y pequeñas superficies que están incluyendo el kéfir a la lista de sus productos para vender, puesto que sus beneficios y sabor son cada vez más valorados para consumir por los consumidores.
Beneficios del kéfir
- Al igual que la leche, los yogures y los quesos, uno de los mayores beneficios que el kéfir puede aportar a nuestra salud es el calcio, muy bueno para los huesos y para el buen funcionamiento de tu organismo en general.
- Ayuda a regular la flora intestinal, idóneamente para aquellas personas que suelen padecer dolencias en el estómago.
- Además, tiene muchas vitaminas, de las cuales destaca la vitamina B, que te aporta fuerza y energía, como la tienen también muchos cereales. Tanto el calcio y la vitamina B son fuentes que beneficiarán notablementea aquellos que realizan deporte de manera regular, por lo que muchos amantes del ejercicio físico incluyen el kéfir en su dieta de manera habitual.
Cómo tomar kéfir
El kéfir podrás encontrarlo listo para tomar en muchos de las grandes superficies, pero puede que lo encuentres también fresco, por lo que deberás prepararlo tú en casa antes de consumirlo. Esta segunda opción es más económica, pero deberás aprender a realizarlo bien si quieres que se encuentre en la textura y el sabor adecuado para poderlo disfrutar correctamente.
En el caso de que lo hayas comprado fresco deberás sumergirlo en leche, dependiendo de la cantidad del producto que vayas a echar, por ejemplo: por 100 gramos de kéfir deberías sumergirlos en unos 500 ml de leche y dejarlo reposar entre uno y dos días para que se hinchase, absorbiese la leche y cogiese la textura gomosa y troceada que tiene el que puedes comprar ya preparado.
En la mayoría de los paquetes de kéfir fresco te pondrá la cantidad de leche necesaria y el proceso de preparación para que quede en su estado idóneo para ser consumido, pero el especialista en la tienda podrá darte mejores consejos de cómo preparar este beneficioso producto alimenticio.
Pasadas las 24 o las 36 horas podrás sacar el kéfir del recipiente con leche, terminar de colar el líquido que le haya quedado y servirlo en tus platos. En el caso de que lo hayas comprado en la sección de refrigerados del supermercado, listo para comer, podrás colocarlo directamente en platos como ensaladas variadas de lechuga, pasta o arroz, tostadas o, incluso, en postres con miel, sirope de arce o frutos del bosque, como harías con un queso fresco u otro tipo de yogures.