La cerveza se ha convertido en una de las bebidas más famosas por su consumo durante reuniones sociales y en el tiempo de ocio, aunque también con su controversia al contener alcohol, por lo que siempre debe tomarse con mucha moderación. Pese a existir diversos tipos de cervezas (rubias, belgas, alemanas y negras, entre muchas otras), junto a sus variantes sin alcohol, está generalizado que su uso, especialmente si es abusivo, es perjudicial para la salud y muy poco apto para la dieta.
¿Cuántas calorías tiene la cerveza?
La mayoría de las calorías que contiene la cerveza provienen del alcohol que estas bebidas contienen. Generalmente, un botellín de 33 cl de cerveza contiene alrededor de un 5% de alcohol (que puede variar en función del tipo). Esto supone alrededor de 150 calorías por cada lata o botellín. Para poder conocer la cantidad de aporte calórico de la cerveza, se debe tener en cuenta, en primer lugar, la cantidad de grados de la misma en relación con la cantidad que tiene el envase en el que se ofrece. De media, cada gramo de alcohol de la cerveza contendrá 7 calorías.
En el caso de la cerveza sin alcohol, su aporte calórico desciende drásticamente, ya que se descienden casi 100 calorías respecto a las bebidas que sí tienen, con una media de 56. También, en el caso de las cervezas denominadas 'suaves' por su baja graduación, ese descenso calórico también se produce, por lo que la variable que hace que engorde más es, sin duda, el alcohol.
La cebada, el principal ingrediente de la cerveza, no es tampoco el responsable de que engorde, aunque sí es cierto que la cebada tostada supone solo un tercio respecto a la cebada cruda, que incluso triplica su cantidad calórica respecto a la primera (354 calorías frente a 123). En el caso de las cervezas con trigo, la diferencia entre trigo crudo y trigo tostado es apenas significativa. Hay que tener en cuenta que las cervezas en las que se incluyen centeno elevan su cantidad calórica a 338 calorías por cada 100 gramos, por lo que se deberían evitar en nuestra dieta.
Propiedades y consumo de cerveza
- Moderadamente, puede ser empleada en una dieta de adelgazamiento. Ya que, de media, una cerveza contiene alrededor de 43 calorías por cada 100 ml, su uso moderado entre en los fines de semana puede ser una opción algo más sana que los refrescos por su cantidad de azúcares, aunque su uso abusivo ayuda a engordar.
- Incluso puede ser beneficiosa. La cerveza, en usos esporádicos, nos protege frente a los cálculos renales, mejora la digestión y incluso ayuda al colesterol. También es rica en vitaminas del grupo B (B1, B2, B6 y B12), mejora la salud de los huesos, ayuda a conciliar el sueño y refuerza nuestro sistema inmunológico, entre otras de sus propiedades.
- Ni mejor ni peor que el vino. Ambas bebidas, al ser alcohólicas, deben tener una presencia muy moderada en nuestra dieta, aunque ambas tienen más beneficios entre sí en según qué aspectos. El vino es más aconsejable para el corazón que la cerveza, e incluso se recomienda una copa diaria de vino al día para evitar accidentes cardiovasculares, además de antioxidantes, magnesio y potasio. En cambio, la cerveza tiene más itaminas del grupo B y fibra, además de tener una concentración de alcohol menor. Por lo tanto, la elección entre una de estas bebidas está al gusto del consumidor.
Beneficios de la cerveza
- Usos de la cerveza en cocina. Los antioxidantes que posee este producto, así como las vitaminas y los minerales que favorecen el organismo son perfectos para incluirla en la elaboración de diferentes platos, como los mejillones a la cerveza o el pollo a la cerveza.
- Reduce la presión arterial. Especialmente en el caso de su variante sin alcohol, se han comprobado casos en los que la presión arterial del corazón se redujo, además de componentes que ayudan a la formación de colesterol bueno.
- No es buena para hidratarse. Toda bebida que contenga alcohol contribuye a que el cuerpo se deshidrate, y la cerveza se incluye en este grupo. Diversos estudios han demostrado que esta bebida no es eficaz para recuperar el líquido después de una actividad física, no sacia la sed y, además puede dañar el equilibrio y los reflejos.
- Previene la anemia. Especialmente en el caso de la cerveza negra, belga o alemana, son variedades muy ricas en hierro. Este nutriente es indispensable para el transporte de oxígeno en la sangre y regula el crecimiento celular, especialmente en el caso de las mujeres, más propensas al déficit de este mineral.
Con estos pros y contras del uso de la cerveza y que caracterizan al propio producto, se debe valorar su inclusión esporádica o no en la dieta, más bien recomendada únicamente a eventos sociales y su consumo en los fines de semana, y no tanto como un consumo diario.