Después de una época de excesos con la comida como puede ser la Navidad, son muchas las personas que deciden plantearse la idea de hacer algún tipo de dieta con el objetivo de perder peso o de desintoxicarse de todos los atracones. Aunque la mejor forma de superar de manera saludable una época de excesos, y así poder volver a un estilo de vida más sano, siempre es no hacer cambios drásticos en la alimentación, sí se pueden realizar recortes en la dieta con el propósito de acelerar la recuperación de la forma física.
Sea con el objetivo de recuperar una estética, un hábito saludable o simplemente por querer empezar de cero un estilo sano de vida, es posible realizar una dieta completa y variada, pero recortando calorías. De hecho, esta es la única forma que una persona tendrá de adelgazar: gastando más energía de la que consume a través de los alimentos. A este tipo de dieta se la llama dieta hipocalórica y, como su propio nombre indica, señala un recorte de calorías. Para realizarla, es imprescindible tener en cuenta una serie de aspectos así que si quieres saber más sobre este tipo de dieta, presta atención a la siguiente información.
Una persona engorda cuando consume más calorías de las que gasta. Si por ejemplo, un hombre se alimenta en exceso de alimentos sanos pero sin embargo no se mueve absolutamente nada, es probable que acabe ganando peso. Por otro lado, si otra persona hace una hora de cardio, pero luego se pasa todo el día comiendo ultraprocesados y dulces, también acabará ganando peso.
Dentro de una dieta hipocalórica, la calidad de los alimentos es importante para que el cuerpo esté nutrido con verdaderos nutrientes, pero, sin embargo, el segundo factor más importante para que esta dieta surja efecto es la cantidad que se consuman. De nada sirve alimentarse bien si uno consume más calorías de las que acaba quemando al final del día. Es por ello que para que una dieta hipocalórica sea efectiva, hay que hacer ejercicio y tener un consumo de alimentos reducido para que el cuerpo utilice la energía de reserva y así quemar la grasa.
Escoge bien los alimentos
Uno de los principales fallos que se cometen cuando uno empieza una dieta hipocalórica es consumir muy pocos alimentos y además alimentos que no sacian o que no son nutricionalmente densos. Por ejemplo, comer a base de ensaladas enormes de lechuga con cebolla, aceitunas y una lata de atún hará que tu alimentación sea muy poco calórica pero también hará que no te quedes saciado nunca.
Lo mejor es escoger alimentos saludables que te sacien y que tengan un bajo aporte calórico. También puedes introducir alimentos con una carga de calorías más alta pero siempre y cuando controles las porciones. De esta manera, aunque comas menos cantidad, tu cuerpo se sentirá saciado y así no llegarás con un hambre voraz a la siguiente comida.
El balance final es lo que importa
Otra de las cosas por las que se caracteriza una dieta hipocalórica es porque, al final del día, la energía aportada por la alimentación es inferior a la cantidad de energía quemada con la actividad física. Teniendo esto en cuenta, de nada sirve que durante todo el día controles la alimentación y las calorías consumidas si luego llega la cena y echas todo por la borda con una comida hipercalórica.
Si tu necesidad de picoteo es alta, prueba a repartir todas esas calorías que quemarías en un día normal a lo largo de varias comidas diarias. De esta forma, estarás engañando a tu cerebro con la idea de que estás comiendo continuamente, pero en realidad tan solo estarás repartiendo todas esas calorías en comidas más pequeñas, pero menos espaciadas entre sí. Esto lo que quiere decir es que da igual si haces solo dos comidas abundantes o seis pequeñas al día, lo que importa es el cómputo final y global.
Aunque tengas una selección de alimentos saludables y tengas controladas las calorías de estos, existen muchas formas de cocinarlos que pueden hacer que añadas un aporte calórico bastante grande al plato final. Por ejemplo, por muy sanas que sean las patatas o los huevos naturales, si los fríes y luego los acompañas de salsas a modo de aliño, las calorías de estos alimentos se triplicarán.
Por otro lado, también has de prestar atención a las ensaladas y a los aliños que traen para hacerlas más apetitosas. Un buen ejemplo es la famosa ensalada César, cuya composición de alimentos es bastante sana salvo por el hecho de que la salsa césar aporta muchas calorías y que el pollo está rebozado y frito. Al final, esta ensalada, aunque tenga lechuga y carne magra, acaba siendo incluso más calórica que una pizza o un plato de patatas fritas.