Cuando uno escucha la palabra dieta, lo más seguro es que automáticamente piense en aquellos cambios en la alimentación que tienen como único objetivo perder peso. A pesar de esta idea generalizada, las dietas no solo sirven para adelgazar, sino que también forman parte de un estilo de vida saludable que ayudan a aliviar o evitar el desarrollo de algún trastorno o enfermedad.
Cuando un paciente recibe un tratamiento determinado, otra de las recomendaciones que se le suele hacer es que preste un especial cuidado a su nutrición y forma de cocinar. De forma generalizada, el consejo que más se oye es el de evitar productos procesados y apostar por productos naturales.
Esta medida es perfecta para aquellos que no sufren de ningún tipo de dolencia o enfermedad, pero, sin embargo, existen millones de pacientes en todo el mundo cuyas restricciones alimenticias son todavía mayores por el trastorno que padecen. Una de estas enfermedades, y que afecta sobre todo a los mayores de 50 años, es la osteoporosis.
Vivir con osteoporosis
Esta enfermedad se trata de una dolencia cuyas características consisten, principalmente, en una baja densidad mineral de los huesos y en el deterioro de estos. En concreto, el desgaste óseo en esta enfermedad daña la micro estructura del tejido óseo poroso y eso lleva a que el paciente experimente una fragilidad en los huesos fuera de lo común. Por ejemplo, aguantar la más mínima carga o incluso recibir el más leve golpe o impacto puede provocar una grave y múltiple fractura ósea.
Existen diferentes tipos de osteoporosis y, aunque existen excepciones, el perfil del paciente con osteoporosis suelen ser personas que ya sobrepasan la edad de los 50 años. En las mujeres, y en caso de que se tengan antecedentes, el desgaste de los huesos se acentúa todavía más por la presencia de la menopausia.
Hábitos que suponen un cambio en la salud
Además de un posible tratamiento para intentar paliar la enfermedad de la osteoporosis, existen hábitos alimenticios que uno puede cambiar o incorporar con el objetivo de mejorar su estado de salud. Muchas de las vitaminas y los minerales que son necesarios para que los huesos se mantengan fuertes y sanos son esenciales en una dieta para la osteoporosis así que una posible opción sería recurrir al aumento de su ingesta.
- El calcio, el fósforo y la vitamina D son los principales elementos y compuestos de los que se nutre el tejido óseo y nunca han de faltar en los diferentes componentes de una dieta para que los huesos estén fuertes y sanos.
- También el zinc, la vitamina K o el magnesio ayudan mucho a fortalecer la estructura ósea durante la época de desarrollo y a evitar su debilitamiento una vez se alcanza la edad adulta.
- Asimismo, otros nutrientes que debe incorporar una dieta para la osteoporosis son el Omega 3, el manganeso, las proteínas, el cobre y las vitaminas B6, B9 y B12.
¿Qué me conviene comer si sufro osteoporosis?
Primero de todo, y antes de iniciar una dieta sin la supervisión de un especialista, siempre es recomendable que se consulte este tipo de información con un médico para que él mismo pueda decidir la idoneidad de un determinado alimento o de ciertas combinaciones. Una vez con esto claro, existen multitud de alimentos que contienen las vitaminas, minerales y demás nutrientes esenciales para el fortalecimiento de los huesos.
En el caso de los ácidos grasos como el Omega 3 o el Omega 6, un alimento delicioso que se puede incorporar a una dieta para un paciente de osteoporosis es el aceite de oliva, las semillas de linaza, el marisco y ciertos frutos secos como las avellanas o las nueces. También, el Omega 6 está presente en alimentos como el aceite de maíz, la semilla de onagra y los aceites procedentes de la soja.
El cobre y el fósoro son otros de los elementos químicos necesarios para una correcta formación de colágeno y también para la mineralización de la estructura ósea. También, el fósforo que se toma se dirige, en un alto porcentaje, a los huesos. Los alimentos que más contienen cobre dentro de su composición y, por tanto, se recomiendan consumir en una dieta contra la osteoporosis son el cacao y derivados como el chocolate, las legumbres, los champiñones y la levadura de cerveza. En cuanto al fósforo, los pescados azules y el marisco contienen un alto porcentaje de este elemento. Sí es importante hacer un matiz relativo al fósforo, y es que el consumo de este siempre ha de ser medido pues el exceso puede provocar descalcificación de los huesos y calcificación de venas o arterias.
También, por lo general, todos los alimentos lácteos o bebidas no lácteas que contengan o estén enriquecidas con calcio, los frutos secos que contengan magnesio y los cereales en grano, leguminosas y semillas que contengan manganeso serán bienvenidos en una dieta especialmente indicada para un paciente de osteoporosis.
¿Qué hábitos o alimentos son malos para la osteoporosis?
Aunque no hay alimentos naturales que resulten ser malos para la salud de los huesos, sí hay ciertas sustancias que, en cantidades elevadas, provocan un debilitamiento de la masa ósea o la pérdida de esta. Por ejemplo, el consumo excesivo de alcohol o tabaco puede provocar estos efectos y es que, durante la etapa adulta, los huesos pasan por una especie de proceso de destrucción-regeneración en el que tales sustancias pueden llegar a impedir la reconstrucción de la masa ósea y debilitando su estructura.
Por otro lado, y aunque solo afecta también en cantidades elevadas, la sal y la cafeína tienen algo de protagonismo en la pérdida de resistencia y fortaleza ósea. Ambas sustancias tienen un efecto diurético negativo que puede provocar que el calcio acabe expulsándose del organismo a través de la orina en vez de ser absorbido por el cuerpo. Lo recomendable para la sal es no tomar demasiada junta y tampoco sobrepasar la cucharilla de café diaria. En cuanto a la cafeína, presente en tés y café, se recomienda no excederse más allá de las cuatro tazas.