Son muchas las personas que, bien por salud o porque son principiantes en el mundo del deporte, prefieren practicar un ejercicio de baja intensidad y que repercuta mínimamente en las articulaciones. Actividades como correr o trabajar con pesas son prácticas que implican una cierta fuerza a la hora de ejecutarlas de modo que, si uno presenta alguna lesión o es todavía un novato, es probable que su forma física empeore y que, lejos de aportarle beneficios, le ocasione algún tipo de daño.
Lo que se recomienda para aquellos casos en los que uno quiere hacer ejercicio sin riesgo de lesionarse por el impacto del mismo, son los ejercicios de bajo impacto. Esta práctica resulta ideal para aquellos que se acaban de recuperar de una lesión pero quieren volver a hacer deporte, para personas mayores que ya no tienen las articulaciones y los huesos tan fuertes como antes y para todas las personas que quieren empezar poco a poco a ejercitarse.
¿Qué son los ejercicios de bajo impacto?
Antes de nada, es importante saber qué son exactamente este tipo de prácticas, qué implican y qué beneficios aportan. Como su propio nombre indica, los ejercicios de bajo impacto son aquellos que no requieren de mucha fuerza y propulsión para realizarlos y que, por tanto, hacen que los huesos del cuerpo no sufran. De esta forma, el estrés articular se reduce considerablemente frente a otros modos de entrenamientos.
También es importante aclarar que los ejercicios de bajo impacto no son sinónimos de baja intensidad. Muchas personas tienden a relacionar siempre ambos conceptos entre sí pero lo cierto es que pueden o no complementarse. Por ejemplo, hacer ejercicio en la elíptica o hacer natación son dos ejercicios que admiten alcanzar una gran intensidad a la hora de realizarlos. Sin embargo, otros como andar a ritmo normal nunca llegarán a alcanzar esos niveles.
A pesar de que cada vez se va demonizando menos el ejercicio de bajo impacto, sí es cierto que hay muchas personas que todavía piensan que no hacen nada a nivel físico o emocional. Por esto, y para desmentir o desmitificar falsas afirmaciones, a continuación encontrarás varios de los mayores beneficios que un ejercicio de bajo impacto puede proporcionarte.
Natación, ganancia de resistencia física
Uno de los mayores beneficios que este tipo de prácticas deportivas es capaz de brindar es la ganancia de resistencia. La mayor parte de ejercicios de este estilo son puramente cardiovasculares y, por ende, ayudan a que quien los realice sea capaz de gestionar más y mejor su capacidad pulmonar. Por otro lado, y dependiendo de la intensidad con la que se haga el deporte, también ayuda a que los músculos no se agarroten.
También, y siendo ya algo obvio, ayudan a mejorar la resistencia cardiovascular y a que el corazón no colapse ante el más leve incremento de actividad. Uno de los mejores ejercicios de bajo impacto que ayuda en este aspecto es la natación, pues el impacto en un medio acuático siempre va a ser prácticamente nulo.
Mejora tu fuerza muscular
Dependiendo de por qué ejercicios optes, es posible que mejores la fuerza muscular del tren superior e inferior. Por ejemplo, la elíptica es una máquina de ejercitarse en la que, a pesar de que el impacto en las articulaciones de las piernas y los brazos es mínimo, uno es capaz de ponerse en buena forma física y mejorar el estado de sus músculos.
A pesar de que las articulaciones no sufran impacto alguno, tanto los grandes como los pequeños grupos musculares siempre van a estar funcionando a la hora de hacer el ejercicio. Volviendo al ejemplo de antes, el de nadar, uno no echará mano del sistema osteoarticular sino que más bien lo hará del muscular. Esto último hará posible que los músculos no se agarroten y que desarrollen o mantengan una buena forma física, clave para personas con una cierta edad.
Yoga o pilates: ayuda a la relajación
Si no eres una persona que necesite liberar mucha adrenalina a la hora de hacer ejercicio y que tampoco necesite mantener su cabeza ocupada mientras realiza deporte, los ejercicios de bajo impacto son los ideales para ti. Por ejemplo, el yoga es una de las prácticas con estas características que más de moda se está poniendo últimamente porque, además de trabajar el físico, también ayuda mucho a trabajar con la mente.
Los ejercicios de bajo impacto, al presentar un riesgo mínimo de lesión, hacen posible que la persona que los practica no necesite concentrarse tanto en la ejecución y pueda hacerlo en sí mismo. Además, cuanto más se domine el ejercicio, más se podrá desconectar del mundo exterior y mayor estado de relajación se conseguirá.
Caminar, compatible con la pérdida de peso
Además de la falsa creencia general de que los ejercicios de bajo impacto son ejercicios de baja intensidad, también hay quien piensa que, si no se suda a raudales o uno no acaba agotado hasta la extenuación, es imposible adelgazar. Es importante tener en cuenta que cualquier tipo de ejercicio, y sea de la intensidad que sea, siempre va a resultar efectivo a la hora de incluirlo en un plan de pérdida de peso. Por muy poco que se haga, ya va a haber un gasto calórico que traiga consigo un déficit de calorías.
Teniendo esto en cuenta, sí es posible decir que los ejercicios de bajo impacto son capaces de ayudar a adelgazar. De todas formas, siempre hay que matizar y es que, obviamente, no tendrá el mismo gasto calórico un ejercicio de bajo impacto durante 5 minutos que un entrenamiento de alta intensidad durante ese mismo período de tiempo.
En resumen, todas las prácticas de bajo impacto tienen una larga lista de beneficios pero, cuando más efectivas son, es cuando se adaptan y amoldan perfectamente a la persona. Por esto, si recientemente has pasado por una lesión grave, tus reflejos y fuerza tanto osteoarticular como muscular ya no son lo que eran o simplemente quieres hacer algo de ejercicio sin acabar sudando la gota gorda entonces estos son tus ejercicios. Además de los mencionados anteriormente, existen otros muchos tipos de prácticas, como la natación, caminar, el yoga, el pilates...