El pecho es una de las partes del cuerpo que las mujeres más demandan tonificar y, sin embargo, es una de las más complicadas. Y es que, si bien la creencia extendida es la de que el pecho es un músculo, esto no es cierto. El pecho es un conjunto de tejidos fundamentalmente adiposos, es decir, de grasa y por ello su tamaño varía más que el resto de partes del cuerpo, pues depende de, al igual que otras partes del cuerpo, si la persona engorda o adelgaza ya que, así, acumulará más o menos cantidad de grasa.
No obstante, aunque, como ya hemos mencionado, aumentar o disminuir su tamaño de manera natural no es posible, sí que podemos concentrar nuestros esfuerzos en lucir un pecho más bonito. Y para ello la mejor forma de conseguirlo es a través de unos sencillos ejercicios que, por un lado, podrás hacer desde el salón de tu casa y para los que, por otro lado, apenas necesitarás material y tan solo te llevarán unos pocos minutos.
1 Flexiones
Sin duda es un ejercicio básico para fortalecer y mostrar un pecho más tonificado. Para hacerlo no necesitas ningún material, ya que será suficiente con el peso de tu propio cuerpo. Lo primero que debes hacer es tumbarte boca abajo y, como si hicieras una plancha para el abdomen, apoyar tan solo la parte delantera de los pies y mantener los brazos separados con las palmas de las manos apoyadas en el suelo o en una colchoneta. Una vez colocado el cuerpo, el ejercicio consiste en subir y bajar el mayor número de veces posible.
Ahora bien, lo más recomendable es que dividas las repeticiones en tres o cuatro series de unas quince repeticiones cada una o aquellas que aguantes sin encorvar el cuerpo para evitar lesiones. Por otro lado, si no has hecho este tipo de ejercicios previamente o no puedes elevar el cuerpo, opta por apoyar las rodillas en la colchoneta y haz poco a poco repeticiones hasta que tu condición física te permita hacerlo de la primera forma.
2 Pull Over
En este caso, sí que será necesario contar con unas pesas u otro material, como por ejemplo un par de botellas de agua, con cierto peso que deberás levantar para tonificar así el pecho. Para ello, túmbate encima de la colchoneta o, en el caso de que tengas un banco de gimnasio, hazlo sobre este, aunque apoyando los pies en el suelo. Una vez que estés colocado coge una pesa con las dos manos y colócala verticalmente sobre tus hombros.
En ese momento echa los brazos hacia atrás y lleva la pesa hasta detrás de tu cabeza hasta que notes cómo, al volver a la postura inicial, estás trabajando el pectoral. Si hacerlo de esta forma te resulta algo incómodo, por ejemplo, con unas botellas hazlo de la siguiente forma: en lugar de coger una con las dos manos, escoge dos de menor peso, coloca una en cada mano y realiza el ejercicio tal y cómo se ha descrito antes.
3 Apertura de brazos
Al igual que los dos ejercicios anteriores, este también deberás hacerlo tumbado para que lo focalices en el pecho y conseguir tonificar la zona deseada de una manera mucho más efectiva. De manera que, una vez estés bocarriba en el suelo o, en su defecto, en un banco de gimnasio, coge una pesa con cada mano o material similar. Estira los brazos hacia arriba y desde esta posición ábrelos hacia los lados y lleva la pesa hasta abajo, aunque sin tocar el suelo y de nuevo vuelve a subirlos hacia arriba hasta que las pesas queden por encima del pecho.
Lo cierto es que, aunque parece un ejercicio sencillo, ten en cuenta la siguiente recomendación: intenta no arquear la espalda ni despegar la zona lumbar del suelo para evitar lesiones, así como haz que coincida, por un lado, la inspiración con el momento correspondiente a la subida de peso mientras que, el de la bajada debería hacerlo con el de la expiración.
4 Flexiones inclinadas
Si bien se trata de una variante del primer ejercicio propuesto, lo cierto es que combinar ambos hará, por un lado, que no te aburras con la rutina propuesta, así como favorecerá tonificar la zona pectoral. Ahora bien, ¿cuál es la principal diferencia? Pues que si en las flexiones denominadas 'normales', los pies están al mismo nivel y en línea con el resto del cuerpo, no sucede lo mismo con las de tipo inclinadas.
En este sentido, para realizarlas será necesario una banqueta, cajón o taburete estático, es decir, no te decantes por un pequeño mueble o elemento con ruedas porque lo único que te dará será inestabilidad, con el peligro que eso conlleva. Un vez que lo tengas todo preparado abre los brazos a lo ancho, apoya las palmas de las manos en el suelo y sube solo los pies sobre el taburete o el cajón y entonces sube y baja el cuerpo al igual que en el primer ejercicio.
No obstante, si este procedimiento te parece complicado o no tienes el material necesario para llevarlo a cabo adecuadamente, ¡no todo está perdido! Para ello, colócate de pie sobre el suelo y apoya las palmas de la mano sobre el asiento de una silla, una mesa o cualquier otra superficie plana hasta que el cuerpo quede colocado con cierta inclinación. En este momento, tan solo tienes que repetir el movimiento ya descrito: subir y bajar el torso sin despegar las manos de la superficie.