Cuando nos disponemos a llevar una vida healthy y a tener una alimentación lo más saludable posible, hay que tener en cuenta absolutamente todo, especialmente los beneficios de los alimentos. No solo vale empezar a comer menos carne roja o que toda la carne la cocinemos a la plancha, como tampoco únicamente es válido comenzar a comer varias piezas de fruta al día y grandes cantidades de verdura. En nuestra dieta diaria hay mucho más que esos alimentos. De hecho muchas veces en las pequeñas cosas está la clave.
Esta vez queremos hablar de una de esas pequeñas cosas, la cúrcuma, así como de sus beneficios. Para no empezar, como se suele decir, 'la casa por el tejado', empezaremos explicando que la cúrcuma proviene de la raíz de una planta originaria de Indonesia llamada cúrcuma langa. Una planta que, aunque por fuera por fuera se puede decir que tiene un color beige, por dentro es de color naranja, con mayor o menor intensidad, de tal forma que a veces puede parecer color mostaza.
Precisamente en esa curcumina, que es como se le llama al pigmento que le da ese intenso color, es donde residen sus grandísimas propiedades, esas tan favorecedoras para nuestra salud tanto por dentro como por fuera. Y es que es una planta con grandes beneficios que puedes incorporar con mucha facilidad a tu alimentación y te aportará muchas cosas buenas.
Una planta antiinflamatoria
El hecho de que esta planta fuese utilizada por las civilizaciones de hace siglos ya nos indica que sus propiedades son múltiples y variadas. Y precisamente una de esas primeras grandes propiedades es un gran poder antiinflamatorio, de tal manera que antaño utilizaban la cúrcuma para hacer ungüentos que se echaban sobre aquellas partes del cuerpo lesionadas confiando en su poder curativo.
De ahí también que sea muy bueno para aquellas personas que sufren artritis o artrosis, ayudándoles a calmar el dolor y reforzar su cuerpo, sirviendo de protección para cuidar las articulaciones de las más deportistas, evitando que se inflamen, causando el correspondiente malestar.
Contra el colesterol
Las propiedades de la cúrcuma que antes comentábamos hace que, además de ser un potente antiinflamatorio, se convierta en un gran aliado para luchar contra ciertos problemas muy comunes en la población y que pueden acaban derivando en enfermedades muy graves y con consecuencias fatales. Estamos hablando del colesterol. Una mala alimentación y una vida sedentaria hace disparar los niveles de colesterol, y en muchas ocasiones también el de los triglicéridos, lo que puede acabar desarrollando muchas otras patologías como hígado graso o diabetes.
Tomar cúrcuma a diario ayudar a metabolizar las grasas que se van acumulando en el hígado y que pueden provocar algunos síntomas como más cansancio del habitual y que puede terminar generando una diabetes. La diabetes es una enfermedad que se puede desarrollar por múltiples factores, entre ellos el hereditario, y que puede derivar en problemas gravísimos. Por todo ello, esta planta contribuye a rebajar los niveles de azúcar, algo que es positivo por todos los lados.
Antioxidante
Además esta planta también es un gran antioxidante. Los antioxidantes son aquellos compuestos que el cuerpo humano necesita tener para poder combatir todas aquellas sustancias químicas que introducimos a través de ciertos alimentos y que terminan dañando nuestras células, acelerando el proceso de envejecimiento celular y, consecuentemente, también el físico.
Hay muchos alimentos que nos ayudan a eliminar esas sustancias malignas, aportando vitaminas y nutrientes a nuestras células para que continúen estando sanas y fuertes, algo que se notará en tu organismo pero también en tu cuerpo a nivel físico. Una infusión de cúrcuma te puede ayudar a paralizar el reloj biológico en la medida de lo posible.
Una fácil digestión
Junto a todo esto nos queda una ventaja fundamental. El consumo de cúrcuma en tus recetas, y más aún si la consumes sin que haya pasado por ningún tipo de cocción, tiene grandes propiedades para tu aparato digestivo, la primera de las cuales es que ayuda a digerir los alimentos, evitando esas digestiones pesadas tras una buena comida y en la mayor parte de los casos con más grasa de lo debido.
Todo ello también evita esa sensación de hinchazón que se tiene cuando te sientes pesada y además combate la flatulencia. De hecho, para aquellas personas que tienen muchos problemas de gases, una infusión de cúrcuma con jengibre o con limón -además algunas infusiones llamadas digestivas también tienen entre sus ingredientes una pequeña dosis de esta planta- después de cada comida les ayudará a evitar ese problema o que se vuelva más moderado.
Y es por ello también que es un remedio natural muy bueno para los que sufren gastritis, paliando sus efectos como las náuseas, el dolor de estómago o ese malestar que en muchas ocasiones impide llevar una vida normal. Asimismo también combate el ardor y, como decíamos al hablar de las flatulencias, puede prevenir los eruptos. Grandes propiedades que hace que la cúrcuma se recomiende también para aquellas personas que sufren colitis.
¿Todo son beneficios?
Y después de todas estas grandes propiedades y beneficios la pregunta sería, ¿y no tiene inconvenientes? o ¿dónde está el lado negativo de la cúrcuma? Esta planta es realmente maravillosa y todas deberíais caer rendidas a sus pies, pero lo cierto es que también se deben tener ciertos cuidados como, por ejemplo, que se puede consumir a diario pero las cantidades deben ser moderadas, no más de una cucharada de postre más o menos al día.
Asimismo, mientras decíamos que entre sus propiedades estaba el hecho de que ayuda y facilita las digestiones, lo cierto es que las personas con problemas de vesícula graves o reflujo gastroesofágico deberían tratar de evitar el consumo de esta especia, puesto que ese toque picante precisamente no les va a traer beneficios, etc.
Para todos los demás, un consejo: la cúrcuma se absorbe mejor si se mezcla con pimienta negra y pierde gran parte de sus propiedades si se somete a altas temperaturas, de tal manera que, si vas a cocinar un plato que va a estar más de quince o veinte minutos cociendo, lo mejor es que eches la especia en los últimos minutos o ya una vez completamente cocinado.