Por suerte o por desgracia, a día de hoy es completamente imposible mantenerse a salvo al 100% de los radicales libres que provocan la oxidación de nuestras células. La contaminación, los malos hábitos de vida, practicar ejercicio de forma constante e incluso el mero hecho de respirar provoca que, poco a poco, el organismo vaya envejeciendo, lo que normalmente va asociado al sufrimiento de diferentes enfermedades. De hecho, varios estudios científicos han demostrado en los últimos años que la aparición de afecciones de tipo cardiovascular y algunos tipos de cáncer está estrechamente relacionada con este proceso natural e inevitable, de momento.
Sin embargo, el cuerpo humano sí que es capaz de neutralizar, en parte, algunas de las sustancias que provocan la oxidación de las células o de minimizar los daños que se producen una vez ocurre. Lo hace gracias a los antioxidantes, unas moléculas que el organismo produce de forma natural, es decir, son enzimáticas. Sin embargo, los antioxidantes más potentes son no enzimáticos y deben adquirirse a través de la dieta, tomando vitaminas de todo tipo. Por eso, es importante mantener una alimentación variada y equilibrada que asegure una buena defensa de los radicales libres que tanta mella pueden hacer en la salud.
Existen diferentes suplementos nutricionales que cuentan con varias sustancias antioxidantes y que puedes empezar a tomar siempre y cuando tu médico de cabecera no diga lo contrario, pero lo cierto es que también se pueden encontrar de forma natural en cientos de alimentos que deben incluirse en la dieta si se quiere contar con una buena cantidad de estas moléculas fundamentales. Como se ha mencionado anteriormente, algunas vitaminas cuentan con propiedades que evitan o minimizan los efectos negativos derivados de la oxidación de las células, y conocer cuáles son te ayudará a empezar a sentirte mejor, tanto por dentro como por fuera.
Vitamina A
La vitamina A es uno de los principales antioxidantes que pueden encontrarse de forma natural en varios alimentos de consumo frecuente. También conocida como betacaroteno o retinol, por su intervención directa en la formación y mantenimiento de la retina, la vitamina A juega un papel fundamental en el cuidado de la piel, el pelo, las uñas, los dientes y la vista. Además, ayuda a prevenir el contagio de algunas enfermedades infecciosas y se trata de uno de los compuestos con más propiedades antienvejecimiento que se conoce. De hecho, se ha comprobado que la vitamina A aporta una especie de protección al ADN, previniendo ciertas mutaciones que pueden llegar a provocar algunos tipos de cáncer.
Por si todos estos beneficios fueran pocos, la vitamina A se acumula de forma sencilla en el organismo humano, por lo que basta con ingerir pequeñas dosis diarias para asegurar unos buenos niveles de retinol. Esta vitamina se encuentra presente en frutas y verduras de color verde y naranja, como el brócoli, los pimientos, el mango, la zanahoria, la calabaza o las espinacas. Igualmente, en el mercado se comercializan cientos de suplementos con vitamina A entre sus principales componentes.
Vitamina C
Seguramente, los beneficios y propiedades de la vitamina C sean los más conocidos para la población en general. Además de ayudar a curar resfriados, el ácido ascórbico -como también se denomina a la vitamina C-, cumple un papel importante en el proceso de cicatrización de la piel, ya que promueve y acelera el proceso de creación de colágeno. Por esta misma razón, también posee cualidades antienvejecimiento, ya que aporta elasticidad y luminosidad a la dermis. Del mismo modo, también se ha demostrado que este importante compuesto puede prevenir la aparición de enfermedades cardiovasculares.
Contrariamente a lo que ocurre con la vitamina A, la vitamina C no se acumula en el organismo y se elimina de forma constante a través de la orina o el sudor, por lo que su consumo debe prolongarse a lo largo de todo el día. Los alimentos con más vitamina C que se conocen son los cítricos; como la naranja, el limón, las fresas o la piña, y algunos vegetales como la coliflor, los tomates, las espinacas y el brócoli.
Vitamina E
Una de las principales propiedades que se reconocen a la vitamina E, también conocida como tocoferol, es su habilidad para luchar contra los radicales libres que provocan el envejecimiento de la piel. Por ello, suele ser uno de los ingredientes principales de cualquier producto antiedad, ya que su uso para este fin debe hacerse de manera directa sobre la piel. Además, la vitamina E mantiene sanos algunos de los tejidos más importantes del cuerpo humano, como la piel o los pulmones.
La vitamina E se puede encontrar de forma sencilla en la mayoría de aceites vegetales, como el de oliva o el de girasol, además de en casi todos los frutos secos y hortalizas. Por eso, la carencia de esta vitamina no suele ser un problema siempre y cuando se mantenga una dieta variada y equilibrada o que no exista ninguna enfermedad o patología que dificulte su absorción. vitaminas vitaminas